Atrás queda esa impotencia que acallaba tu mente,
Tu sueño, ser libre.
Tu meta, despertar.
Aquella luz que divisabas al otro lado de la cerradura.
Aquella luz de libertad, que según tú te acompañaba y aplacaba tu soledad.
Hoy brilla más que nunca.
Si la miras detenidamente podrás observar
Que no estás sola, los destellos que desprende
llevan algo de cada uno de los que hemos compartido
algún trayecto de tu andadura.
Vuelve a abrir esa puerta, tu puerta,
Sé libre, no dejes de volar.
Y como tú bien dices al final de tu poema,
“nadie puede cerrar la puerta de los demás”.
José Torres
Muy chulo...
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